En la localidad de Cuya, a 100 kilómetros de Arica, una obra escultórica conecta la historia ancestral con el presente: El Cantar del Viento, creada por los artistas Johnny Vásquez y Paola Pimentel, esta escultura homenajea a la cultura Chinchorro, conocida por sus momias, las más antiguas del mundo.
Ubicada en la ruta A-376, cerca de la ruta 5 norte, la obra combina arte y sonido. Diseñada para interactuar con los intensos vientos del desierto, incorpora campanas que producen melodías diferenciadas en las figuras masculinas y femeninas. Este enfoque sensorial busca generar una experiencia única para los visitantes.
La iniciativa, que forma parte de un esfuerzo por fortalecer la identidad cultural y fomentar el turismo sostenible, ha sido destacada por autoridades locales como un apoyo significativo al patrimonio regional. Según el alcalde Zavala, «estas esculturas son un símbolo del vínculo entre el pasado y el futuro, y un impulso para la comunidad».
El proyecto fue desarrollado bajo condiciones desafiantes, como temperaturas extremas y vientos cargados de arena. A pesar de ello, los artistas lograron plasmar una obra que no solo es visualmente impactante, sino que también integra elementos narrativos grabados en su superficie.
Atractivo cultural y turístico
Desde su inauguración, El Cantar del Viento se ha consolidado como un atractivo turístico de la región de Arica y Parinacota. Además de su valor artístico, promueve el conocimiento sobre la cultura Chinchorro, recientemente declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Esta obra es una invitación a reflexionar sobre el legado cultural de la región y experimentar el desierto desde una perspectiva inmersiva que une arte, naturaleza e historia.