EL 21 DE MAYO Y LOS NUEVOS “HÉROES” DE IQUIQUE

Foto: detalle Flickr.

Las imágenes son brutales, cuatro marinos preparados para la guerra agreden a una persona de 61 años edad, quien ni siquiera tiene todos sus miembros; una de sus piernas la perdió por una infección poco tiempo después de llegar a Chile desde Colombia. Por eso se movía con gran dificultad apoyado por muletas, mismas que fueron usadas como armas letales por nuestros valientes uniformados.

Las imágenes son brutales, pero a diferencia de otros crímenes, también brutales, no se repiten cada diez segundos en las pantallas de los matinales. Tampoco sus autores son tratados como asesinos despiadados, sino como sospechosos de haber participado en una paliza, una riña, supuestamente luego de haber sido atacados por una turba para asaltarlos.

Por supuesto nada de eso se ve en el video; lo que si se ve es un auto de seguridad ciudadana de la Municipalidad de Iquique que intercambia unas palabras con uno de los valientes marinos, mientras los otros no cesan en su esfuerzo de desgarrar la carne, romper los huesos, para provocar a esas alturas no se entiende qué podría ser sino la muerte. Luego el vehículo se aleja sin más. Nunca se baja algunos de sus pasajeros, no se aprecia ningún altercado verbal, amenazas, advertencias, nada. La investigación aclarará, esperemos, saber por qué no hay ningún gesto de ayuda al caído que solo sigue recibiendo demoledores golpes.

Menos entendible aun es el motivo de tal ensañamiento. Es que estaban borrachos se lee o escucha en los medios ¿Será una suerte de atenuante a considerar? Lo cierto es que cuesta pensar que en una riña, si es que alguna vez la hubo, una vez resuelto su resultado, se proceda a una acción tan sistemática de aniquilamiento como la que se ve en este caso.

A diferencia de otros asesinatos en la vía pública, incluidos los sufridos por miembros de fuerzas de seguridad, no hay escándalo en los medios de comunicación, solo cautas hipótesis periodísticas, nadie habla de que la víctima es un inmigrante colombiano pobre que ha sufrido bastante en nuestro país. No se ven diputados y senadores rasgando vestiduras en los matinales; tampoco declaraciones de partidos políticos demostrando que a ellos si les importa la seguridad y derrotar la delincuencia y violencia en el país.
¿Pero qué puede llevar a cuatro hombres adultos, expertos en el uso de la fuerza, a enfocar su odio frente a una persona como Milton Domínguez, de edad avanzada, cerca de la tercera edad, con severos problemas de movilidad por su pierna amputada?

Al parecer el intento de asalto por una horda (alguien dijo por ahí de venezolanos) se ha ido perdiendo como contexto posible que gatilló el lamentable hecho. Buscar en el alcohol algún tipo de explicación, o al menos atenuante, no califica ni siquiera para darle una vuelta.

Pensar en que la discapacidad que sufría Milton pudiese generar una conducta de odio es poco probable, y que está involucre a cuatro personas adultas, menos probable aún. Su condición de pobreza, viviendo en las calles de Iquique, podría violentar a muchos, aunque la respuesta más obvia a la aporafobia es el desprecio o el no verla a pesar de que está todo el tiempo ahí. De no mediar una provocación o agresión directa, también es poco probable que termine en esta brutalidad.

Más probable es que el hecho de que Milton era extranjero haya gatillado el odio de estos gloriosos marinos. Su acento colombiano inconfundible lo delató cuando estaba intercambiando palabras en la acera de la calle, ya caído y sin su muleta en las manos. Por cierto, esto es una hipótesis que podrá ser dilucidada en el marco de la investigación en curso, pero parece difícil pensar en otras opciones.

La xenofobia se ha apoderado de muchas personas en nuestro país. Ésta ha sido promovida de manera sistemática y persistente en los últimos años y ha permitido a la ultra derecha conectar con los miedos que provocan los “otros” cuando la propia vida es vulnerable y vulnerada por los poderosos de todo tipo.

Mentes autoritarias, exacerbadas por el clima de odio que promueven los medios y las autoridades, primero sacan palabras, luego acciones deleznables como la destrucción del campamento en la Avenida Aeropuerto del mismo Iquique en septiembre de 2021. Ahora nos regalan este cuadro dantesco en plena vía pública.

La historia demuestra que cuando los discursos de odio no se detienen, estos pasan a la acción y de ahí a la persecución y al exterminio. El asesinato de Milton Domínguez es doblemente grave porque se ha producido en este ambiente de xenofobia que escala día a día, especialmente en las ciudades del Norte; también es grave porque lo hicieron agentes del Estado, aunque hayan estado de franco, el efecto de demostración que esto puede tener hacia otros no sabemos hasta dónde puede llegar. Por eso es que las reacciones de las instituciones son importantes y urgentes, y por eso se echan tanto de menos.

No obstante, al parecer la Armada, al margen de haber dado de baja a los marinos involucrados, está más preocupada de que no se ensucien las celebraciones de las glorias navales este domingo 21 de mayo.

El honor y la gloria para Prat y nuestros héroes de Iquique fue mancillado por estos cuatro marinos asesinos. Este 21 de mayo es un acto fallido.

Miguel Jara Gómez. Colaborador Equipo de El Maipo.

Columna publicada en elmaipo.cl

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